Aproximación a la lectura “La Escritura del Cuerpo/El cuerpo de la escritura” ( Jorge Larrosa.)
Jorge Larrosa introduce nuevos elementos a la comprensión del texto; establece diferencias entre los procesos de escritura y lectura; el escritor y el lector.
A través de un ensayo literario y filosófico plantea el escribir y el leer como actividades atemporales, en los cuales sus actores deben estar desprovistos de omnipotencia del conocimiento, y cuyo punto de partida es la percepción de su propia ignorancia. De esta manera, la escritura se constituye en sí misma como un legado cultural en el cual la humanidad debe recibir lo que nos ha sido dado: La palabra.
Enuncia el paradigma de la comprensión lectora inscrito en el marco de la adaptación a nuestros esquemas previos, limitante que no permite la natural fluidez de la palabra. Escribir y leer son “mundos paralelos” en los cuales no se establece una relación horizontal, ni en el tiempo ni en los significados. La escritura y la lectura trascienden al autor y al lector. Diferenciándose de “Las Seis Lecturas”, exalta la libertad e independencia de la palabra, en sus significados; valora, entre otros, sus aspectos lúdicos y poéticos. Plasma en su ensayo una gran inteligencia verbal (más cálido que el Dr. De Zubiría y, talvez, por ello, más denso). Introduce relevancia a la palabra como fragmento del imaginario y, en este sentido, la lectura se convierte en un devenir de sentimientos antagónicos cuyos significados son relativos.
En este contexto, Larrosa pinta un símil entre dar y recibir con escribir y leer, idea que desarrolla marcando distancia en tiempo y lugar entre estas dos actividades intelectuales. “Dar a leer” pierde su denotación de legibilidad para llegar a la hipótesis, con el fin de que la escritura recobre su complejidad y la palabra adquiera nuevos, diferentes y contradictorios significados que le son propios. La escritura en su ilegibilidad conduce al desarrollo del pensamiento del lector, quien debe anticiparse a ese “querer inconsciente” del autor. En síntesis, esta ilegibilidad es el camino para modificar el pensamiento. En consecuencia, se cuestiona el paradigma de que tanto el escritor como el lector conocen y saben; la lectura, también, requiere de complejidad para convertirse en experiencia. En este sentido, escritor y lector se renuevan a través del desprendimiento intelectual y del dejarse ir, reconociendo su ignorancia.
Así mismo, cambia el concepto de la relación comunicación-escritura-lectura, ya que las palabras no pertenecen al escritor ni al lector, y el primero no puede controlar los significados que éstas adquieran para el segundo, y en el caso de que el autor haya tenido alguna intencionalidad comunicativa, ésta se pierde porque no existe ninguna relación de presencia entre la escritura y la lectura; para el caso, recordemos la múltiples connotaciones que ha adquirido el gallo en “El Coronel no tiene quien le escriba”, sobre el cual nuestro
Nobel ha dicho no conocer su significado.
Por último, del texto larrosiano se pueden mencionar las conclusiones que siguen:
Escritura y Lectura son dos operaciones intelectuales diferentes.
No existen puntos de encuentro entre escritor y lector
La escritura adquiere nuevas connotaciones desde la disertación “dar a leer”
La palabra es libre e independiente y a nadie le pertenece.
Los textos literarios revisten mayor complejidad que otros textos.
El escritor y el lector deben romper el paradigma que “saben leer”
La escritura no es un proceso de comunicación.
La escritura debe ser compleja para acceder al desarrollo del pensamiento; un mayor grado de dificultad agudiza el pensamiento.
La síntesis alejar de lectores y escritores de la arrogancia intelectual.
miércoles, 9 de julio de 2008
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