DESARROLLO HUMANO: ¿JUSTICIA Y LIBERTAD EN COLOMBIA?
La cultura, la socialización y las representaciones sociales se constituyen per se en el portal de acceso al Desarrollo Humano, a través del lenguaje y la Educación. La cultura es una construcción social que contiene todo el acumulado de conocimientos elaborado por el ser humano; el cual conforma un texto de la realidad que debe ser releído e interpretado por la humanidad. En este sentido, el Desarrollo Humano como una actitud “para cultivarse a sí mismo”; no es posible sin el ejercicio de una buena “mediación cultural”, la cual, en términos de Vigotsky, se lleva a cabo en los procesos de formación de padres, hermanos, amigos y, luego, los (as) maestros(as).
A través de esta mediación, la cultura y la socialización se asimilan desde los primeros años de vida de las personas, por lo que incursionar en estos aprendizajes desde la concepción con una estimulación temprana adecuada debe ser un horizonte para analizar en los proyectos sociales y educativos.
En este orden de ideas, los sujetos deben ser reconocidos como personas que interactúan en el “mundo de la vida” simbólico y social. La persona se construye a sí misma a través de los otros; accede a la cultura y a los símbolos mediante la acción comunicativa: “No hay diálogo sino hay otro” (Van Dijk); En el camino de la otredad, el respeto por el otro, la alteridad pedagógica, no silenciar el derecho a la palabra es el primer paso para el desarrollo humano, y éste se da desde el comienzo de la vida, en los procesos de socialización donde fluyan las intersubjetividades ,se reconozca la multiperspectividad en las representaciones sociales y los procesos de significación diferentes, sin que por ello se tracen abismos que conduzcan a la negación de los otros.
Es educar en el reconocimiento de las diferencias y en la negociación cultural una implicación social muy importante en la construcción de propuestas para el desarrollo humano. No negociar estas diferencias en las representaciones sociales y simbólicas es, sin lugar a dudas, una de las grandes causas que fortalecen la situación de conflicto que vive nuestro país: Primero, se negaron los partidos políticos; luego, los líderes, los excluidos, los pobres...; en este hilo conductor,se negaron las ideas , las personas y la vida como derecho humano. Como símbolo y representación social, se niega, a diario, a ese (a) otro(a) con derecho a la vida; se silencia si no pertenece al mismo partido, y para mayor claridad, si pertenece a la sociedad civil, a la guerrilla, al paramilitarismo o si no está de acuerdo con alguien; también, por el sólo hecho de no tener libertad en su capacidad para vivir con dignidad, indigentes. Emergen, entonces, los grupos de limpieza social, el sicariato, las “oficinas de cobro” -innovación delictiva que funciona como una bolsa de empleo para “matar por oficio” y cimentar con vehemencia la “cultura de la muerte”.-
Es el derecho a la palabra, a la libre expresión, educar para escuchar desde el hogar, una necesidad de primer orden en la búsqueda del desarrollo humano para formarse a sí mismo y en la colectividad.
Sin embargo, el acceso al Desarrollo Humano no es una prioridad para el Estado (primero, lo económico; luego, lo político y, por último, lo social) ni para la empresa privada. Las políticas para el Desarrollo Humano se construyen de arriba hacia abajo; de continuo se elaboran reformas económicas a tono con “la privatización de la riqueza y la socialización de la pobreza” (Víctor Hugo Gómez); en concordancia con el modelo económico neoliberal y el fenómeno de la globalización, se empieza por medidas económicas opresoras para las clases media y baja; por ejemplo, la EDUCACIÓN primer componente del Desarrollo Humano, se considera un gasto y no una inversión social.
En este orden de ideas, mientras en la Unión Europea, Estados Unidos, Costa Rica, entre otros, se ha cimentado el progreso en la educación como eje central, en Colombia cada vez se reduce más la inversión educativa, y se toman medidas casi de persecución hacia la pérdida de la educación estatal (única posibilidad de los pobres) como derecho (Ley 715 de 2001).
De esta manera, las clases sociales más deprimidas no podrán ingresar al sistema educativo; además de que la cobertura es inferior a las necesidades poblacionales y de que las tendencias de ampliación son hacia la masificación con riesgo de hacinamiento y de baja calidad. Se agrega, pues, al problema de analfabetismo en el país una nueva forma de “iletrados informáticos” con graves consecuencias para el desarrollo económico, toda vez que la cultura no puede dejar por fuera al conocimiento (el mejor aliado del Desarrollo Humano) a la tecnología y a la creatividad como caminos viables para su progreso.
A grandes rasgos estas limitaciones implican formas de socialización excluyentes desde las cuales las clases sociales bajas se deslizan con celeridad hacia la marginalidad, y la clase media, hacia la pobreza.
La construcción de propuestas para el desarrollo humano debe combatir la “Deprivación Cultural” (Feuerstein) que produce la falta de educación.
A las significaciones, símbolos y representaciones sociales de nuestro país, rico en recursos naturales y humanos, se le está erigiendo un correlato legalizado a través de los medios de comunicación : La cultura de la muerte, del ventajoso, del todo vale o todo por la plata; y en este sentido, a la maquinaria mediática como estabilizadora de ideologías dominantes y de fenómenos de aculturación debe ponérsele “en cintura” y obligarla a cumplir con su responsabilidad social de educar para la transformación social necesaria en nuestro país.
Promover, desde la educación, el acceso a la cultura, la apropiación individual de valores que faciliten la socialización y la convivencia, educar a los hombres y mujeres para que asumen como un privilegio la paternidad y la maternidad, erradicar la negación de los hijos como personas, permitir a través de ella, que esos seres que viven en la oscuridad de la pobreza y la mendicidad sean visibles y circulen hacia la libertad y el desarrollo.
Es la educación la “capacidad para la realización de proyectos de vida” donde el ser humano sea reconocido como persona y desarrolle su sentido de pertenencia al país, a una localidad y de esta manera, capaz de socializar y de “domesticar el conflicto” (Disertación José Luis Grosso).
Desde esta concepción de la educación, como aprendizaje cívico para la formación ciudadana, la sociedad puede contribuir a la configuración de la persona con dignidad, de su individuación y autonomía. Así las cosas, no se puede eximir la esfera privada (identidad personal) de la esfera social (colectiva). Una educación que desarrolle la inteligencia social en el tránsito hacia el “kokutai”, el bien mío es el bien de los demás y viceversa.
Desde la educación como eje integrador de la cultura, la socialización y las representaciones sociales, se debe formar para la democracia, para el entendimiento del “mundo de la vida” y de proyectos de vida inmersos en proyectos sociales y comunicativos que permitan fortalecer LA RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL y con los OTROS, y “lo sitúe, ante todo, en un continuo debate democrático por la defensa de los valores democráticos”. (Victor Hugo Gómez).
Hasta aquí se trató de integrar el papel de la cultura y la socialización en la construcción del Desarrollo Humano y sus implicaciones para los proyectos de desarrollo social y educativo con los aportes de las teorías de desarrollo de nociones y representaciones sociales a la comprensión del aprendizaje cívico y de la formación ciudadana.
A continuación, se identificará en la “TEORÍA DE LA JUSTICIA COMO EQUIDAD” (de J. RAWLS) y en la “TEORÍA DEL DESARROLLO COMO LIBERTAD” (de AMARTYA SEN) los planteamientos que permitan instaurar un enfoque del Desarrollo Humano desde la perspectiva de los derechos y las capacidades.
TEORÍA DE LA JUSTICIA. (J. RAWLS).
La justicia como equidad se constituye en una base sólida para el Desarrollo Humano; concebir la justicia desde la responsabilidad individual de cumplir obligaciones porque nos hemos comprometido con ello; valorar la autonomía personal, reclamar la igualdad en estatus moral en búsqueda de la imparcialidad y en la cual la moralidad, no debe estar supeditada a situaciones particulares, y se debe tratar de equilibrar la igualdad en “engrosar los recursos para aquellos menos favorecidos y donde todos tenemos derecho a perseguir nuestro proyecto de vida en consecución de los derechos primarios”, son planteamientos con un alto componente de Desarrollo Humano. La construcción humana (individual) y social (colectiva) desde los derechos, los cuales se equiparan a los deberes, al compromiso y la responsabilidad.
Será la teoría de la justicia como equidad el principio para la búsqueda de una sociedad mejor, capaz de transformarse en el reconocimiento de los derechos individuales y sociales. Este ideal, en el marco del “pensamiento único” dominante de la postmodernidad: el neoliberalismo, la globalización y el consumismo, está lejano de aplicarse en nuestro país.
Al tratar de contextualizar la justicia como equidad, se queda en el papel, pues las desigualdades sociales en Colombia cada día, son más profundas y evidentes. “Una sociedad bien ordenada es aquella que está orientada a promover el bien de sus miembros. Una sociedad en donde priman las circunstancias de justicia es aquella en la que no existe ni una extrema escasez ni una abundancia de bienes” (pág. 35,Op. Cit). La corrupción política y de la empresa privada, la concentración de la riqueza, consecuencia natural del modelo económico impuesto, la falta de oportunidades para acceder a la educación y al empleo, la niñez desamparada, explotada, desplazados desarraigados en las grandes ciudades, la violencia intrafamiliar y nacional, la guerrilla, el narcotráfico , el paramilitarismo; la misma escuela promoviendo discursos “sexistas, racistas y clasistas” (Giroux), la discriminación de la mujer, de los grupos étnicos, afrodescendientes e indígenas; son tópicos distantes de la construcción de una propuesta para el desarrollo humano desde la justicia y la igualdad.
La injusticia del deplazamiento forzoso de campesinos inmersos en un conflicto que forma parte de su “mundo de la vida” y el cual ni siquiera comprenden es un problema tan agudo que superpuebla las grandes ciudades: “el 70% de la población vive en las ciudades en un país que basa su economía en las exportaciones de productos agrícolas” (Víctor Hugo Gómez); un país donde las desigualdades son comparables con “Ghana y Namibia en pobreza por la alta concentración de riquezas en el departamento de Córdoba, donde el 95% de la población es pobre” ( Gómez).
Con este panorama, la perspectiva de la construcción de propuestas para el desarrollo humano desde la justicia como equidad, tendría que empezar por la educación, la ampliación de cobertura y la calidad, pues nuestra educación está estratificada y la calidad depende en un grado no pequeño de los recursos, la tecnología y la formación de maestros (as), privilegios propios de algunos estratos y excluidos de la educación oficial.
En cuanto al DESARROLLO COMO LIBERTAD, de Amartya Sen, no riñe con la justicia como desarrollo; son complementaria, la sumatoria sería el Estado ideal.
Dejar de lado la filosofía instrumental del Estado de medir el desarrollo por el crecimiento del Producto Nacional Bruto y todas las arandelas económicas y trasladarse a la visión del ser humano como centro para el desarrollo humano y consecuentemente económico del país, sí, es una innovación social.
Reclama esta visión el desarrollo como libertad para las capacidades; toda forma de discriminación, miseria, escasez de oportunidades, privaciones sociales, económicas y culturales se constituye en negación de las libertades y, en consecuencia, del Desarrollo Humano: “No excluye el papel de la ayuda social, la legislación o la intervención del Estado cuando pueden enriquecer –en lugar de empobrecer- la vida humana” (A. Sen).
Tienden estas formas de esclavitud (la miseria esclaviza y se convierte en un círculo vicioso, en un laberinto sin salida, cuando no hay oportunidades de cubrir las necesidades primarias: estudiar, comer, trabajar, tener un techo) a consolidarse gracias a la indolencia de los gobiernos de turno; un buen comienzo para este atraso en el desarrollo humano fue el gobierno de Gaviria con su “apertura económica”; Pastrana, quien modeló, desgobernó y derrochó; y ahora, las reformas laboral, pensional y económica, todas medidas conducentes a empequeñecer el Estado, obedeciendo fielmente al modelo económico, al F.M.I, entre otros, y, con ello, a fortalecer no tanto a la empresa privada (habría empleo) como a los empresarios y a empobrecer la clase trabajadora, negando el derecho a la libertad y a la capacidad para vivir con dignidad a la clase trabajadora.
Se constituye el aumento del desempleo, la negación de la capacidad para diseñar y construir los proyectos de vida de los colombianos y las colombianas; la alienación de los medios de comunicación, - maquinaria mediática al servicio del poder, de los grupos económicos y del Estado; la manipulación de la opinión pública, la elección prefabricada de presidentes, también, en negaciones reiteradas de la capacidad de elección de los (as) colombianos (as).
Son los costos relativos de la privatización y baja calidad de la salud y la educación, contrario a los planteamientos de A. Sen, más económicos en los países en vía de desarrollo, y “la calidad de vida se puede aumentar aunque haya rentas bajas a través de un buen programa social” (pág. 69). De esta manera, el Desarrollo Humano converge nuevamente en la educación como su primer factor. Así como en Costa Rica la educación ha sido el mejor esfuerzo del país y se ha elevado la calidad de vida, Colombia debe asimilar la educación como la libertad y la capacidad del ser humano de crear, conocer, aprender, elegir, estructurarse como personas y socialmente. Nuestro país está en mora de correr en la mejor carretera de acceso al desarrollo humano y al progreso económico: LA EDUCACIÓN.
Qué interesante el cuestionamiento del escritor Alfredo Sarmiento:¿ qué hacemos como personas y como país? Todos(as) somos capaces de contribuir desde nuestros pequeños contextos al desarrollo humano; podemos empezar por aprender a escuchar, a utilizar la mejor tecnología de comunicación: el lenguaje para construir puentes de acercamiento con los otros, para sensibilizar acerca de nuestra realidad, para promover la participación, los valores, la solidaridad, despertar de la anestesia social en la cual nos encontramos... Ése podría ser un comienzo.
miércoles, 9 de julio de 2008
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