miércoles, 8 de octubre de 2008

Tejiendo Palabras y "Proyecto Piel"

TEJIENDO PALABRAS Y “PROYECTO PIEL”
El título es el nombre de dos hijas del escritor vallecaucano Julio César Londoño, un tipo de unos cincuenta años (Vargas Llosa dice que es la mejor edad del hombre, y en la cual, ellos, se vuelven viejos verdes), que nació en Palmira-Valle. Autodidacta, columnista habitual de algunos medios de comunicación escritos y de revistas interesantes por lo literarias o culturales. El hombre es erudito, “muy leído y viajado” como le dijo un campesino a Marco Raúl Mejía, un profesor que escribe. JULIO CÉSAR LONDOÑO, en cambio, es un escritor que enseña. Juega ajedrez y cuando habla de su esposa le dice: “bruja”. Me llama la atención, porque estoy segura de que él lo hace con el consentimiento de ella. De lo contrario, el pobre no tendría energías ni para escribir novelas. Escribe con ritmo propio. Le pega muy bien al Ensayo, es persistente en el oficio de escritor y fortalece el espíritu literario de quienes escogimos este camino para gatear, correr o caminar. Ha sido premiado en varias oportunidades, por ejemplo, es ganador del Premio Juan Rulfo de cuento, Premio Plural de Ensayo en México, y otros. Más todos las premiaciones que le llegarán en el futuro. Es mi Maestro.
Un día el escritor hizo contacto con el Jefe de una oficina pública para sugerirle la creación de un Taller de Escritura en la ciudad de Cali, la propuesta fue aceptada y el Cuentista convocó a través de su columna sabatina “La Plana”. Nos inscribimos 149 personas.
Seleccionó a 40 personas. Llegamos a la Biblioteca Departamental el 21 de junio de 2008, ansiosos como el primer día de clases en la escuela. Se hizo la tradicional presentación y nos enteramos de que a partir de ese momento pertenecíamos a RENATA, la Red Nacional de Talleres de Escritura y Literatura del Ministerio de Cultura.
Desde ese día somos Talleristas de Tejiendo Palabras, y en cada encuentro nos alegramos de saber menos, con el tiempo, el taller dará sus propios frutos.
Otro día, Julio César comenzó a escribir un cuento; el ensayo, la crítica literaria y el cuento son sus géneros favoritos; él dice que “las novelas lo deprimen”; pero como tarde o temprano, terminamos prisioneros de nuestras palabras; la depresión se lo tragó entero, el cuento se le alargó, según dijo y se convirtió en una Novela: “Proyecto Piel”, la segunda hija.
Pues entre las virtudes que tiene mi Maestro no está la modestia y como él, es tan seguro de sí mismo y de lo que hace; mandó su hija a un concurso de novela. “Proyecto Piel” fue una de las diez finalistas.
Espero frutos de Tejiendo Palabras. Si me preguntaran, ¿usted recomendaría la lectura de la novela “Proyecto Piel”?, contestaría, que SI, con mayúsculas sostenidas. Diría que una novela es una novela, y es un parto, cuyo resultado se debe respetar. La novela es un esfuerzo constante que muchas veces se quisiera abortar, porque a veces su escritura atormenta; pero el reto, en sí mismo, no lo permite.
Por convicción no escribo ni leo reseñas, prefiero acercarme a los textos orales, escritos y a la misma realidad con mis limitaciones e ignorancia. No contaminar mis percepciones. Sin embargo, es posible que luego de aproximarme a un libro o a una película, lea alguna reseña. Por lo general, no lo hago.
“Proyecto Piel” es un brote de rebeldía de Julio César Londoño; ha sido una hija afortunada, bien reseñada y publicitada. Encuentro en ella, el deseo de que existieran en la vida muchos clones de Manuel. Presento algunos subrayados, a partir de mi subjetividad, con el fin de que los lectores se formen una idea de la novela, con las palabras de su autor. Ahí va:
“…la prestidigitación, o el poder de hacer que el otro mire para donde uno quiere”.
“…el juego es una actividad social mucho más útil y necesaria que cualquier otra cosa, más importante que el baile o la conversación, y muy exigente porque para ser buen jugador hay que ser un observador atento, cualidad que sólo se alcanza si se la ejercita desde muy temprano”
“…su esposa, una mujer, me repito esperanzado, demasiado inteligente para ser fiel”
“…pero pienso que para respetar de verdad cosas o ideas es preciso estar convencido de su valor.”
“¿Por qué será que no queremos estar a solas con nosotros mismos? Alguien dijo que el hombre tenía miedo de pensar –era un delicado, sin duda- y que por eso vivíamos aparatosamente ocupados: periódicos, televisión, revistas, comidas, fiestas, conversaciones, negocios, seminarios, objetos, ideologías, comités. Debió ser un hombre delicado; otro habría dicho que teníamos pereza de pensar”
“…nada se destruye totalmente, que las sustancias se diluyen y las vibraciones se atenúan pero nunca desaparecen por completo.”
“…nunca sé qué hacer cuando una mujer llora, siempre olvido que las lágrimas no significan necesariamente tragedia, y que después del llanto emergen serenas, casi felices, o en todo caso mejor que uno, el seco”.
“…¡Cómo somos de débiles ante las afinidades!...nos tranquilizan cosas que, bien miradas, no tienen mucho significado: los modales, las marcas, las razas, un vicio, un autor. Son como guiños que nos dicen “no te preocupes, somos de la misma tribu”
“…los minicuentos son juguetes microesféricos, querida, tecnología de alta precisión; son como los haikus de la narrativa: sólo nudos. El desenlace ocurre en la cabeza del lector”.
“Y encontramos el cuarto enemigo, la vejez, una fatiga íntima, un deseo irresistible de acostarse y renunciar. Si cedemos a este impulso, quedamos reducidos a ser unas criaturas viejas y débiles. Hay que luchar hasta el fin. Entonces, derrotados el miedo, la claridad, el poder y la vejez, seremos hombres de conocimiento, es decir, valientes mas no temerarios, seguros mas no fanáticos, poderosos mas no soberbios, viejos pero vitales”.
Sólo es una muestra de la sabiduría propia del texto, disfrute la lectura de esta novela.

1 comentario:

andrés dijo...

No sé Julio de donde saca tanto conocimiento, es un verdadero placer poder tener un maestro de esa calidad.

El libro que me leí anterior a ese fue "cien años de soledad", un poco tarde para mi edad (17 años) y realmente no había caido en cuenta del tremendo escritor que es García Márquez. Por qué digo lo que dije. Porque en realidad la lectura de proyecto piel al principio se me estaba volviendo aburrida (es que García Márquez absorbe, y no suelta) y seguro que le estaba pidiendo mucho a Londoño. Pero soporté sólo las 4 primeras páginas; las demás las leí por placer.

En los libros de garcía márquez no se pasa una página siquiera sin encontrar poesía. Con Julio César pasa que no voltea una solaa página sin encontrar siquiera una frase inteligente, digna de la erudición y de la imaginación Del Palmireño.